Antonio García Varela
«Sufragio efectivo no reelección» frase que usara Francisco I. Madero para dar un fundamento más a la Revolución Mexicana, frase que años atrás irónicamente también usara el dictador Porfirio Díaz para evitar la reelección de Benito Juárez.
3 de julio de 1955 por primera vez la mujer Mexicana ejerce su derecho a votar por promulgación constitucional de parte del presidente Adolfo Ruiz Cortines, considerando el contexto internacional que llevo a México a hacer realidad este hecho.
1988 por primera vez tiembla el régimen y partido oficial, el hijo del general Lázaro Cárdenas lograba unir en un solo frente democrático el descontento social de diferentes expresiones ciudadanas y de izquierda que no encontraban en el candidato oficial a la presidencia de la república la intención de hacer realidad el anhelo de la justicia social para todos, grabando en la historia y mente de muchos Mexicanos «la caída del sistema» y con ello la derrota del pueblo para elegir una forma de gobierno diferente.
Estos hechos comentados de manera general van acompañados de guerra, muerte, fraudes, intimidaciones, descalificaciones, compra de voluntades, medios de información manipulados, que solo han servido para dividir y generar diferencias entre propios Mexicanos.
Lo anterior y muchos otros hechos históricos llevaron a reformas constitucionales para dar vida al hoy INE, que es la institución encargada de regular y organizar la participación de ciudadanos y partidos políticos que buscan llegar a un cargo público de representación por medio de la elección fundada en el voto libre, individual y secreto de cada ciudadano mayor de 18 años.
No hemos promovido ni valorado gobernantes y gobernados el fondo y valor histórico que implica para nuestro pueblo y las nuevas generaciones el ejercer su derecho al voto.
Irónicamente una práctica común hoy día de gobernantes y gobernados es la coacción del voto, como mecanismo la compra del mismo, administrando la ignorancia y pobreza de gran parte del pueblo, que se convierte y traduce en «políticos millonarios» a costa del erario público que ellos administran por nosotros; por otro lado nosotros los gobernados somos los que creamos y elegimos a nuestros propios representantes, obviamente también toleramos sus acciones, entonces ¿qué sentido tiene votar y participar?
¿Rebeldía a la injusticia? ¡Imposible!, hacernos tontos y decir que no pasa nada ¡seria trágico y humillante para nosotros y el legado cívico a las nuevas generaciones!
La respuesta a dar el valor de votar y participar está en ti.
