Por: Nicolás Gochy
Llevan ya varias semanas que salieron de su tierra natal El Salvador expulsados por lo que ellos dicen, si es pobreza extrema y la alta delincuencia y violencia que se registra en ese país centroamericano.
Lo malo es que poco a poco y conforme se van internando en tierras mexicanas se dan cuenta de que no saben si en realidad era tanta la violencia pues aquí la vida se les pone más que dura.
“El tramo más difícil es Chiapas y Tabasco para cruzar, y Orizaba acota su mujer, porque ahí están los zetas, esos cobran mil pesos por persona para poder pasar, pero si ya no los traes te ponen a trabajar para ellos” relata uno de los cuatro salvadoreños que están buscando con ansia llegar a la pizca en los campos de jornal de Sonora y si se puede pasar hasta el sueño americano.
Hace tres días que llegaron a Toluca, aquí se han refugiado en la conmiseración de los toluqueños, pidiendo limosna uy sobre todo juntando fuerzas para seguir, pasan las noches y los días en donde pueden, comen lo que pueden mientras siguen soñando cómo será su futuro que hoy se ve más cercano y a menos millas de distancia que cuando empezaron.
Una de ellas ya sabe que para ella será muy difícil pasar el desierto, el tren, que ellos llaman La Bestia, le lastimo una de las piernas, de puro milagro no se la arrancó pero la dejo muy lastimada, con algo de ayuda y de caridad, lograron comprar un par de muletas que le han servido para poder moverse en estas nuevas tierras.
A pesar de ello y de que en esta capital no han encontrado alguna casa de apoyo al migrante, se saben más seguros, el camino es mucho más largo, hay que dar mucha más vuelta pero los riesgos también se disminuyen favorablemente.
Si todo sale bien, ellos, dos parejas y cinco chamacos, podrán llegar en una semanas más a la zona donde verán si les alcanzan las fuerzas para seguir o buscarán lograr el sueño americano aunque sea en tierras mexicanas.