Por: José Óscar Valdés Ramírez
Les guste o no, es un hecho que la era de AMLO será de la mano del pueblo, al más puro estilo de el César en el año 46 a.C en la Roma antigua cuando fue ungido como Cónsul por el apoyo que le prestaron Pompeyo y Craso; se caracterizó su gestión por el desprecio a las leyes y su desdén hacia el Senado -que era entonces el Poder Legislativo-. Así, los proyectos de ley los presentaba al pueblo directamente, sin pasar por esta institución -el senado-.
Este Consulado fue su primer paso hacia la obtención del poder totalitario, ya que en lugar de ser un exponente del poder del Senado, lo convertiría en un instrumento propio, atribuyéndose la actividad legislativa apoyándose en el pueblo y la Asamblea Popular, manipulada y forzada por el peso de los veteranos y de los más pobres, gobernando para las mayorías.
Entre las numerosas medidas que se aprobaron bajo su mandato consular, sólo citaré dos: una Ley agraria y otra contra Cicerón, misma que pasaron por la consulta popular sin consentimiento del Senado
1. Ley agraria. César propuso una Ley para el reparto de tierras del ager publicus al núcleo demócrata, principalmente a los veteranos de Pompeyo y a los ciudadanos pobres que tuviesen al menos tres hijos. Se aprobó esta ley a pesar de la oposición de su colega en el consulado (Bibulo), oposición que puso en peligro su vida (58 a.c.).
2. Contra Cicerón. César hizo elevar al Tribunado a Clodio (58 a.C.) implacable enemigo de Cicerón, ya que necesitaba los servicios de este personaje para desembarazarse del gran orador, que era defensor autorizado y ardiente de la aristocracia.
Clodio, una vez elevado al cargo de Tribuno, propuso varias leyes con intención de atraerse a la plebe, entre ellas una Ley de prouocatione que fue aprobada, por la cual se condenaba al destierro a todo aquel que hubiera hecho morir a cualquier ciudadano sin el consentimiento del pueblo romano.
Cicerón, que había hecho ejecutar a los conjurados con Catilina, sin concederles la apelación el pueblo, tuvo que abandonar Roma, pasando dos años en el exilio (58 a.C.) en Grecia. Así se deshizo de su principal enemigo.
Ese fue el estilo del César en la Roma Antigua, cualquier similitud con Andrés Manuel López Obrador es referencia.
La expectativa es bastante alta, después del día 2 se acabará el discurso de la «Mafia del Poder», lo que suceda de ahora en adelante será su responsabilidad y de nadie más, al más puro estilo de Don Luis Echeverría al que Carlos Salinas le atribuía ser parte de la nomenclatura.
López Orador le imprimirá su propio estilo al país, pero no es un modo propio ni novedoso. El estilo de las Consultas Populares fue establecido por el César en Roma 58 a.C. Después ya vimos como terminó el César, traicionado por sus colaboradores y protegidos. Llevó a Roma a una guerra civil, la vox populi la vox dei será lo de ahora, La voz del pueblo es la voz de Dios, gobernar para esa base social que lo llevó al poder.
Los que respaldamos el cambio esperamos un cambio real, aplicar la ley impartir justicia, el perdón pasa por la justicia después viene el perdón no al revés. También recordemos que el César perdonó a sus contrincantes después de combatirlos y los invitó a gobernar con él, cualquier comparativo con AMLO es referencia histórica -pero por lo que veo es su personaje de cabecera-.
César perdonaba a todos en nombre de la República, jugó con todos y todas las fuerzas políticas tras vencer a los pompeyanos, César se hizo nombrar Cónsul sine colega y se convirtió en dictador perpetuo e imperator, Cónsul por 10 años y jefe supremo del ejército.
Además de estos poderes, ya era Pontífice Máximo (un cargo vitalicio) y monopolizó la Potestas Tribunicia. Además de estos poderes, se reservó el derecho a nombrar y deponer cargos públicos, nombrando cónsules a modo (tal y como está la actual ley de la Fiscalía General de la República). El pueblo quiere justicia.
Por lo pronto, el acuerdo que tenía con Enrique Peña Nieto se le cayó: no nombrará al fiscal, no mandará su terna. Bernardo Bátiz, será responsabilidad de López Obrador, por lo pronto seré el incómodo del sistema, seré el AMLO de la fiscalía.
AMLO gobernará sin contrapesos y tiene dos caminos, ser como César el Emperador o pasar a la historia como un demócrata, rezo porque no sea la primera, la Cuarta Transformación es la nueva Constitución. Delitos como el de corrupción y castigar conductas que antes eran inexistentes.
Su discurso fue claro, contundente, un discurso político en la Cámara de Diputados y después un discurso social con el pueblo de México en el Zócalo, fue evidente el cariño y afecto del pueblo de México hacia su nuevo Presidente. Era impensable que un mandatario del PRI o del PAN se acercara al pueblo, eran prohibidos, antes una guardia pretoriana prohibía el acceso, esa guardia pretoriana que el Estado Mayor Presidencial, servía para hacer desmanes y ocultar los caprichos de los juniors -hijos del Presidente en turno-, ha desaparecido.
Eran nanas de alta escuela, se perdió, su objetivo era una elite que nos costaba carísimo a los mexicanos y que acabaron siendo nanas de aquellos juniors y de los familiares de los Presidentes para ocultar sus excesos y sus escándalos, ayer les hubiera dado un infarto de ver cuánta gente se acercó a AMLO, lejos de las figuras del PRI y del PAN.
Andrés Manuel es un Presidente sin protocolo, esperamos que así como empieza termine su mandato: recordado con el afecto y cariño del pueblo mexicano.
Se va Enrique Peña Nieto, el peor Presidente de México de los últimos años, los escándalos no tardarán en salir sus frivolidades, sus fobias y al final se dará cuenta que el error de dejar gobernar a Luis Videgaray lo pagará el pueblo. Ya lo castigó y dio su veredicto el día 1 de Julio nunca más despeñadero, se abrieron Los Pinos, la casa de los excesos, los secretos al descubierto, hasta en eso AMLO les ganó, es diferente, es el antes y el después, vamos a la reforma de la Constitución… esa es la Cuarta Transformación.
La era de AMLO ha comenzado, esperamos más de Juárez y menos de el César.