noviembre 04, 2024

Temporada de Huracanes.

Por Luis Macías
“La tormenta ya ha llegado”. Así comienza en el País, el artículo con el que se informa del recorte que hará el gobierno federal a su gasto público, para enfrentar la crisis económica derivada de la caída en los precios del petróleo.
El reportero español no es optimista del futuro mexicano y liga este último suceso a la crisis de inseguridad y corrupción, que muestra su rostro más dramático en el caso Iguala, con la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa.

Asimismo advierte que esta situación de adversidad económica, social y política, está por cruzarse con la elección de los nuevos integrantes de la cámara baja del Congreso de la Unión, además de algunas gubernaturas, alcaldías y legislaturas estatales.
Y es verdad. La tormenta ya ha llegado. Pero ha llegado a un país acostumbrado a las crisis económicas sucesivas y atado, más recientemente, al terror de la violencia.
Y eso sí es nuevo. Lo que sacude y estruja, como dice el poeta sudamericano, es justamente la combinación de bolsillos vacíos y cuchilladas. 
Y es en este contexto que se cierne sobre nosotros el proceso electoral. Uno que será plebiscitario no sólo para el gobierno de la República en turno, sino para toda la clase política, con sus partidos y candidatos.
Es un plebiscito de la estructura gubernamental y partidista en la medida en que ninguna de las opciones, ni siquiera las nuevas o emergentes, pueden escapar a su responsabilidad por el estado actual de las cosas.
La prueba para el elector es máxima e histórica, ya que sin novedad en las opciones, tendrá que elegir entre una de ellas, sabiendo lo que se sabe, o bien, no votar y atenerse a las consecuencias.
Así, la tormenta de la que se habla en Europa es para México, más bien, una temporada de huracanes. Una que se ve en el tono desfigurado de las campañas políticas que han comenzado a circular. En el desinterés y el pasmo. Pero sobre todo, en los episodios sistemáticos que desde hace más de 20 años han mantenido al país, en uno de los  mejores palcos del tercer mundo.
En los meses que vienen el fantasma mexicano arrastrará sus cadenas y cantará sus lamentos. Lo hará en su callejón sin salida. Y sí existe eso que llaman “sabiduría popular”, basada más en la intuición y el instinto, que en la información y en la reflexión, el proceso electoral que viene podría ser el mejor momento para escucharla.

 

         

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