diciembre 24, 2024

Sin piernas peor con un  corazón que no le cabe.

 

Por: Nicolás Gochy

Hace cinco años Miguel Ángel Maldonado Vargas ya no quería vivir, su vida se le había destrozado, le diagnosticaron diabetes tipo 2, su esposa le solicitó el divorcio, no le permiten ver a sus hijas,  se había quedado sin trabajo, la vida ya no valía nada.

 

Para acrecentar su problema, una pieza metálica le afecto las piernas y derivado de su padecimiento, la única opción fue el que le amputaran las dos piernas arriba de la rodilla.

Pero algo paso, algo que le cambio la vida.

Un día, decidió que la vida seguía y que esto no sería más que una prueba para saber de qué material estaba formado.

Comenzó a acudir a terapias, quería rehabilitarse, volver a caminar, saberse útil.

Lo encontró en el DIF estatal cuando uno de sus compañeros le inyectó algo que ningún médico le había podido inyectar.

Le dijo que la vida valía la pena, y que valía más cuando ayudas a los demás.

Por ello decidió que haría todo de nueva cuenta para poder ahora, ayudar a quienes como el habían tocado fondo.

Se compró un carrito, lo adapto para poderlo manejar solo con las manos y comenzó a rodar con él por todos lados.

Pero el rueda con una visión, el poder ayudar a los demás, que como él han perdido partes de su cuerpo y que incluso han perdió parte de las ganas de vivir.

 

Los lleva, los trae, los aconseja, los motiva, y a pesar de que a sus 56 años por el momento no tiene trabajo remunerado, saber que el trabajo que hace con los demás, tiene muchas pero muchas recompensas.

         

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