Por: Nicolás Gochy Casillas.
Hoy, el alcalde de la capital mexiquense cumplió su cita con la ley al rendir el informe correspondiente al tercer año de administración municipal, es decir, rindió las cuentas del único año que le toco gobernar.
Lo hizo frente al cabildo de la capital mexiquense integrado por políticos de varios institutos partidistas entre ellos el Partido Acción Nacional, el Partido de la Revolución Democrática y el casi extinto Partido del Trabajo.
“Considero en general que este ayuntamiento emprendió grandes acciones, desde la administración que inició la licenciada Martha Hilda González Calderón y que usted culmina señor presidente, son grandes acciones pero que aún falta mucho por hacer y exhortamos a que el próximo gobierno pueda darle continuidad a lo que se hizo”. Espetaba el regidor petista toluqueño Omar Garay, ese quien meses antes había abandonado el puesto para buscar ser diputado local y que los votos no le alcanzarán para lograrlo.
Después le siguió el regidor perredista Juan Carlos Iglesias Valdez, quien muy al estilo amarillo, critico todo emulando el viaje de Cristóbal Colón alegando que se habían llegado a todos los puertos menos al deseado, con feroz insistencia criticó la salida de Martha Hilda González Calderón al señalar que como la capitana que era había abandonado la nave mientras que a su lado se encontraba su compañero de partido quien también, al igual que Martha Hilda había solicitado licencia para competir por un siguiente puesto, la diferencia fue que había perdido en la elección.
La panista Luz María Becerril pareció la más sensata de todos aunque no desaprovecho la oportunidad para hacer evidente sus filias hacia Margarita Zavala (quien ya anunció su intención de ser presidenta de México) aunque su discurso despertó a más de uno que ya se estaba acurrucando para dormir.
Fue así como los regidores de oposición en su mayoría dejaron ir su última oportunidad para que sus palabras fueran replicadas por la prensa toluqueña, la percepción de oposición quedo solo en eso, una percepción que no se logró concretar.