Desde hace un par de años, un grupo de emprendedores opto por apostarle a recuperar una de las prendas artesanales más representativas del estado de México.
Así, en conjunto con unas cuantas personas que decidieron entrarle al proyecto comenzaron a producir el rebozo que se hacía anteriormente en la comunidad de Calimaya y que es donde se originó uno de los rebosos más finos que se pueden encontrar en el mercado.
Ahora, a un par de años de haber iniciado, esta iniciativa se ha consolidado como un colectivo en donde a los productores se les paga acorde a su trabajo, sin regateos ni explotación y donde a través de otros mecanismos de mercadeo han podido llegar a lugares que antes estaban fuera de su alcance.
Además, ahora el rebozo no solo es una prenda para taparse sino que con el ingenio de estos jóvenes, la tela con la que se elabora esta prenda ha cobrado vida ahora también en otros artículos como bolsas, carteras, pantalones, blusas y casi cualquier artículo de la industria textil.
