Muchas fueron las promesas que habían recibido después del sismo que daño no solo daño sus viviendas, sino su forma de vida y sustento, los panaderos de la comunidad de Tecomatlán saben que poco a poco se han quedado solos, la ayuda solo la reciben de la sociedad civil y cada día menos
Y es que ese fatídico 19 de septiembre les significo la ruptura de sus hornos en primera instancia y de sus esperanzas después.
Hoy, como pueden y buscando el sustento para 10 o 12 integrantes de la familia, buscan el poder seguir haciendo lo inició que saben hacer.
El pan de todos los días intentan cocerlo aunque sea en pequeñas tandas, nada comparado con la producción de 4 mil o 5 mil piezas diarias que podían hacer en su hoy deteriorado horno de leña.
Su horno tiene reparación, él lo sabe, pero también cuesta, así que tendrá que juntar dinero a marchas forzadas para levantar primero su horno y luego, con muchos más esfuerzos, su casa.