Por: José Óscar Valdés Ramírez
Desde hace meses se escuchan los rumores en los pasillos de la política nacional, el pacto de Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador, no quería escribir sobre este tema, pero ante el cinismo de EPN y de los actores que intervinieron en el proceso, la opinión pública debe juzgar y conocer el tema.
Los primeros acercamientos se dieron en la elección para el Estado de México, Eruviel Ávila exgobernador de la entidad, tiene a su gente negociada en la Cuarta Transformación, por ejemplo, la directora Jurídica de PEMEX, Luz María Zarza Delgado, quien no obstante de tantos desmadres, desde las notarías hasta el escándalo de la UAEM le dieron un súper puesto, así es, la 4T tiene amnesia selectiva.
Así también Hugo López-Gatell Ramírez, quien con Felipe Calderón fue el alarmista en emergencias sanitarias en el país, como en la pandemia AH1N1 en 2009, hoy está dedicado a reestructurar el Sistema de Salud, justo cuando se activó la alerta internacional por la dispersión del COVID-19 que surgió en China, ahora pide lo contrario.
Una pandemia declarada por la Organización Mundial de la Salud, olímpicamente le valió y ahora es todo lo contrario de antes, «no pasa nada», como dice el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, cómo cambian las convicciones, esto solo para mostrar que funcionarios del PRI y del PAN están en puntos estratégicos en la 4T, solo para muestra estos botones: hay bastantes en puestos claves algunos negociados y recomendados directamente por Enrique Peña.
El principal operador para que Del Mazo fuera gobernador fue su finado padre, incansablemente busco puentes, hasta que llegó a la maestra Elba Esther, ella sería el conducto para llevar el mensaje, no estaría en la negociación ni intervendría Arturo Montiel, ni Emilio Chuayffet, ni Luis Videgaray, nadie, y de esto tenía pleno conocimiento y visto bueno de Peña Nieto.
Así los operadores de AMLO y de Del Mazo se reunieron varias veces, hasta el final, cuando se concretó el acuerdo, las reuniones serían en la casa de Peña en Santa Fe -que es donde realmente operaba todo-.
Ahí fue el primer acercamiento y la primera negociación entre EPN y AMLO. Andrés Manuel estaba convencido que si dejaba llegar a la maestra Delfina, era dejar el Estado en manos del grupo de Higinio Martínez -bien sabe quién es Higinio-, y lo que estaba en juego era la gobernabilidad del Estado de México, además ya tenía AMLO el resguardo de votos para la Presidencia, así que no había más, no se harían marchas ni se diría que fue un fraude la elección del Edoméx.
Después de ahí empezaron los acercamientos, para ver la elección de la Presidencia, el PRI ya no era rival, José Meade nunca levantó y nunca quiso romper con EPN ni con Videgaray ni con Nuño, su lema de «hay que sumar» nunca entendió que hay «sumas que restan». El enemigo a vencer era el PAN por eso el tema de sacarle lo de las bodegas de Querétaro -así minaron al PAN-.
López Obrador debería llegar sin ningún problema y de esa manera, un triunfo rotundo se daría por el voto del hartazgo. La victoria debería ser inobjetable y ser reconocido de inmediato, no se iba a arriesgar el país.
EPN daría las condiciones necesarias sin resistencia a cambio solo se pedía una exigencia: «cobija política».
Videgaray se cuece aparte, el yerno de Trump es amigo y más, de origen israelí, el Yerno de Trump tejió una relación de negocios con México -vía Videgaray que sigue vigente-. Así Peña Nieto sólo pedía lo que fue el símbolo de su sexenio, la impunidad, él se iría a España, no es casual que esté ahí.
Desde hace años el grupo Atlacomulco invirtió en OHL empresa española, no es suerte que fue la empresa consentida del exPresidente desde que fue gobernador, ahí están y tiene interés con prestanombres.
La inversión española en México es bastante, Enrique Peña desde que perdió la elección empezó a ver dónde radicar, ya sabía que Ixtapan de la Sal sería un recuerdo, no podría regresar.
Los excesos de sus colaboradores son bastantes y están documentados, la misma relación del narcotráfico con EPN de gobernador está documentada en declaraciones ministeriales en los tribunales federales -pero misteriosamente los fiscales no encuentran nada-. El pacto de EPN con AMLO es simple: Esta administración no le fincaría ninguna actuación, ni administrativa, ni penal, la cobija sólo es para él, pero las denuncias penales que se presentaron las dejarían caminar, así se dio el pacto, Peña opera desde Madrid.
Pero últimamente está preocupado, a AMLO no le han salido las cosas, lo alcanzó la realidad, el gobernar para México sin tomar el contexto internacional, el precio del barril lo estimaron en 49 dólares está hasta el día de hoy en 22 dólares. El peso se devaluó más de un 10 por ciento, está ahora en 22.50 y subiendo. Le detonó el tema de los feminicidios y se confrontó con la sociedad civil, las que más lo respaldaban eran las mujeres, ese sector lo perdió.
Por si fuera poco le estalla una “pandemia”, enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región.
El Coronavirus llega con un sistema de salud que se encuentra afligido por escasez de medicamentos; ahora enfrentar una pandemia no es cosa menor, para Donald Trump es un dolor de cabeza, el sistema de salud norteamericano está quebrado.
Si le pega el Coronavirus a los estadounidenses, será un fracaso total la administración de Trump, pues le invirtió a todo menos al sistema de salud norteamericano, lo que los demócratas no pudieron hacer lo está haciendo el Coronavirus, puede perder la reelección y con eso la suerte de Videgaray puede cambiar, también la de Genaro García Luna.
Para México es y será un reto ver cómo afronta AMLO estos problemas, muchos ocasionados por malas decisiones políticas que repercutieron en la economía.
Peña Nieto sabe que López Obrador jugará todo en las intermedias, y si no le dan las encuestas irá por él «el villano favorito», el frívolo, el ladrón, superó a su maestro Carlos Salinas en calificación, dicho en palabras de Labastida «el peor Presidente de México», le puso epitafio a su tumba.
Si Andrés Manuel hace el milagro de sacar adelante al país del atolladero en el que está, en parte por sus decisiones erróneas, Peña Nieto la librará, pero si no lo logra, el ex Presidente será el objetivo, ambos claman por un milagro.
Yo creo que AMLO va por EPN, se acabó el pacto, no le da para más, necesita dinero, necesita dar resultados, ya lo alcanzó la realidad.
Es increíble, por primera vez los mexicanos también esperamos un milagro, seguimos siendo una nación que sueña y cree en la esperanza -yo creo más en las intermedias-, necesitamos una Nueva Constitución, la impunidad y la corrupción no se erradican por decreto, que se termine la inseguridad y que próximamente exijamos una nueva Constitución que quite poderes a los gobernadores, ladrones del presupuesto que siguen robando de los programas y nadie los combate.
Ya vimos que debemos cambiar, acotar a los Presidentes de la República, no podemos dejar que cada sexenio nos inventen un país y los alcance la realidad. ¿Dónde están las Reformas de EPN? Las famosas reformas estructurales que nos costaron miles de millones y sólo acabaron en las bolsas de ellos, diputados del PRD, PAN, PRI, VERDE ECOLOGISTA y Convergencia, el legado de EPN está en la basura de la Historia, AMLO no tiene nada que perder y mucho que ganar si quiere trascender, ya no tiene para donde, «al pueblo pan y circo». El cambio no será una mejor nación, será aplicar la ley, que es a lo que Andrés Manuel López Obrador se comprometió.
El pacto se terminó, EPN espera un milagro para salvarse, los mexicanos esperamos un milagro para que se termine la inseguridad y ahora rogar al cielo para que la estrategia de la 4T ante el COVID-19 sea la correcta. Confío en la prevención, no tenemos más, pobres de nosotros los ciudadanos, debemos cuidarnos de los delincuentes, de la inseguridad y ahora… a cuidarnos del Coronavirus.