¡NO!
Por Luis Macías
Por las calles de París marchan, del brazo, el francés Hollande, el español Rajoy, la alemana Merkel, el inglés Cameron, el italiano Renzi. Incluso van el israelí Netanyahu y el palestino Abás.
Con ellos otros representantes de cerca de 50 gobiernos del mundo, entre ellos México, y millones de parisinos.
La marcha se repite en varias ciudades francesas y se estima que la protesta congregó a más de 3.7 millones de personas en ese país.
Horas antes, tres integristas islámicos habrían perpetrado un ataque en contra del semanario satírico Charlie Hebdo.
La libertad de expresión es uno de los valores fundamentales de las sociedades democráticas del mundo.
Es por eso que la reacción a este atentado es profunda y significativa. Frente a las balas se marchó para mostrar que la posición ciudadana y gubernamental, centralmente europea, respalda esa libertad de expresión, la tolerancia religiosa y en un sentido mucho más amplio, las libertades humanas en su conjunto.
No se trata de un asunto menor. Ese día las balas radicales atacaron una de las expresiones más libres del planeta. Los extremos de un mundo oscuro habían tocado su anverso.
Se trata de un conflicto entre realidades opuestas, entre dos visiones de la humanidad y de la historia, entre los occidentales cristianizados y los medio orientales musulmanes. Dos mundos separados por un enorme muro de granito construido entre Israel y Palestina.
La libertad de expresión y el acceso a la información como siguiente, son derechos humanos en el mundo y constitucionales en México y con ellos no sólo se busca garantizar el ejercicio profesional de la comunicación, el arte y el periodismo, sino sobre todo garantizar su manifestación por parte de la población en general, que por ello puede decir y preguntar siempre que lo desee.
Los ataques a medios de comunicación son una atrocidad de nuestro tiempo. En Rusia se sabe muy bien de ello, también en Siria y en China y en Cuba y en media docena de países africanos y gravemente en México.
En cada uno de estos sitios de procesa la espada que pende sobre las libertades de una u otra forma. Con mayor o menor éxito. Siempre con una larga lista de impunidad y de violencia.
La marcha en París no sólo se ha hecho para Francia. Se ha hecho por el NO! a la intolerancia en donde quiera que ocurra y por el SÍ! a las libertades de la humanidad.