Por Toño García.
En días pasados en el medio tiempo del juego de futbol entre Pumas de la UNAM y Chivas de Guadalajara, en la pantalla principal del estadio olímpico universitario se dejó ver la leyenda “FUERA NARCOS DE LA UNAM”.
La mejor universidad de América latina no es ajena a la realidad que hoy vivimos en casi todos los estratos del tejido social en nuestro país y que afecta sin importar condición socioeconómica alguna a nuestra juventud ¡el consumo de droga!
Sin el ánimo de ser ingenuos, no podemos evitar relacionar a un joven universitario con el consumo de alguna droga socialmente aceptable, como lo pudiera ser el alcohol, el café, un cigarro o un consumo fuera de lo legalmente establecido, sin olvidar el libertinaje y la práctica del sexo, obviamente esta relación no es una generalidad y práctica común en todos los jóvenes, pero, es real y existe; no solo es un problema que parece cultural propio de México, hay que recordar la visita de los jóvenes conocidos como “Spring Breakers” que no solo vienen a disfrutar las puestas de sol de nuestras hermosas playas.
El problema de fondo no es el consumo de las drogas dentro de la máxima casa de estudios, el problema de fondo seria preguntarnos ¿Por qué un universitario consume droga? Considerando que la plaza de las islas entre la biblioteca y el edificio de rectoría, si bien es un espacio público, tampoco es un atractivo que invite al público en general a pasar una estancia agradable en sus jardines como si fuera un parque, es un espacio propio de recreación para estudiantes que se concentran en Ciudad Universitaria.
Hay dos muertos relacionados, supuestamente, con la distribución de droga dentro de la UNAM, surgen otras preguntas ¿Cuántos alumnos consumen droga dentro de la máxima casa de estudios? ¿en términos económicos a cuanto equivale este consumo? ¿Cuál es el fondo real de este suceso? Obviamente ¡no lo sabemos!
La UNAM máximo referente en libertad de cátedra, libertada de expresión, libertad para el ejercicio cultural, libertad en el pensamiento político e ideológico y sin olvidar la libertad para el desarrollo del espíritu; es hoy día el reflejo de nuestra sociedad que de manera hipócrita ha rehusado a aceptar que nuestros jóvenes están al alcance de “casi” cualquier sustancia llamada droga en «casi» cualquier lugar y en cualquier momento.
El alcohol lleva la delantera en cuestión de muertes generada por su consumo, y hoy, la droga ilegal lleva la delantera en muertes por violencia consecuencia de ganar su distribución en diversos lugares de todo el país.
No veo a la UNAM llena de retenes policiacos por toda Ciudad Universitaria, tampoco veo una C. U. rodeada de rejas para impedir el paso al público, creo firmemente que derivado de este suceso debemos empezar a considerar pensar en la legalización de la droga considerando que el ser humano adquiere los valores que lo harán enfrentar cualquier reto o tentación en la vida desde el hogar, y que estos, serán las herramientas para hacer realidad la frase del poeta Díaz Mirón en nuestros jóvenes “hay plumajes que cruzan el pantano y no se manchan”.