Por: José Óscar Valdés Ramírez
Para las elecciones de 2018 existe un factor común: la falta de credibilidad en las instituciones; vamos a una elección que va a colapsar, un Instituto Nacional Electoral (INE) cuestionado por cuotas políticas y los partidos políticos que fueron creados para representar al pueblo son todo, menos representantes del pueblo.
La democracia en los partidos políticos es inexistente, se manejan de manera unilateral, con decisiones cupulares dependen de la voluntad de un hombre, los partidos políticos ya no representan el sentir popular.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) desde su origen nunca fue democrático, vino de un pacto de caciques después de la revolución mexicana, y lo maneja a su antojo el presidente de la República al que llaman el primer priísta de la nación.
En 2018 pondrá a su sucesor sin más méritos que la lealtad hacia el Presidente en turno, su decisión será entre un gobernador o un secretario de Estado.
MORENA es Andrés Manuel López Obrador (AMLO), Movimiento Ciudadano es: Dante; el Verde Ecologista es de la familia González Torres; El PT -que fue creado por Carlos Salinas de Gortari- es manejado por Alberto Anaya; Nueva Alianza es manejado por la Secreatría de Gobernación (después de encarcelar a la maestra Elba Esther Gordillo ex dirigente nacional del SNTE), Encuentro Social es manejado por Hugo Eric Flores Cervantes; EL PRD, por la corriente de Nueva Izquierda -conocida como ‘Los Chuchos’-; El PAN, es manjeado por Guillermo Anaya y paren de contar.
¿Dónde está la «Democracia» que pregonan? Es inexistente.
En todos los partidos políticos impera ‘el dedazo’ el PRI es su esencia, no nació de un estado democrático… ¿y los demás? Según nacieron para llevar la democracia al ejercicio del poder, ahora vemos que en realidad no es así, se convirtieron en lo que combatían: el nepotismo y las cuotas a cambio de las prebendas; las negociaciones a cambio de la ideología y el dinero como moneda de cambio.
Los partidos políticos representan a sus intereses particulares no a los intereses de la nación, eso quedo en papel, los partidos políticos deben desaparecer al igual que el INE, que solo nos cuesta millones a los mexicanos y al final sea el que sea el resultado, si se impugna se mandará al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, otra instancia que es política y que responde a los intereses del poder.
Urge un pacto de la Moncloa como en España que regrese la estabilidad al país, somos un pueblo agobiado por sus malos gobiernos, azotado por el flagelo del narcotráfico y por esa perversa alianza del Narco-Gobierno.
Misma que solo nos trae inseguridad y desestabilidad, ante este panorama nada alentador, vendrán los discursos, los proyectos de nación, que dependerán de la voluntad de un hombre no de un consenso; la pregunta es: ¿quién hablará por México? ¿quién llevará la voz de los que no cuentan, de los de a pie, de los que no votan, de los que no creen en las instituciones? ¿cómo convencer que voten, si no creen?
El país requiere un nuevo pacto… ¡la Constitución se agotó!
Ante esto la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) es inexistente, en vez de ser el fiel de balanza, es una oficialía de partes que respalda al Presidente en turno, lo que estamos viendo es un programa agotado un ‘Presidencialismo’ que no da para más, ni siquiera tenemos una fiscal anticorrupción que sea de la sociedad civil, no de las cuotas del poder ni de negociación política.
Recordando el diálogo en el Infierno entre Maquiavelo y Montesquieu de Maurice Joly, cito:
«Existen poblaciones gigantescas obligadas al trabajo a causa de su pobreza; tal como antes lo fueron por la esclavitud.
¿Qué importan, os lo pregunto, a su felicidad todas vuestras ficciones parlamentarias? Vuestro gran movimiento político no ha conseguido en definitiva sino el triunfo de una minoría privilegiada por el azar, tal como la antigua nobleza lo era por el nacimiento.
¿Qué importa al proletario doblegado por su labor, extenuado bajo el peso de su destino, el que algunos oradores tengan el derecho a expresarse, que algunos periodistas ejerzan el derecho de escribir? […]”
En palabras de Jorge Luis Borges en su poema Buenos Aires, nos describe como epitafio lacerante para México…
Sombra final se perderá, ligera.
No nos une el amor sino el espanto…