Cientos de cruces de madera fueron llevadas a las iglesias de todo el valle de Toluca para ser bendecidas y poder colocarlas en las construcciones que se están edificando en hogares y negocios.
Con una baja muy sensible y con una tradición que cada día se fomenta menos, los albañiles y maestros de cuchara grande acudieron a escuchar misa y en espera de que los dueños de las edificaciones “colaboren” como hace muchos años con una comida, unos litros de pulque y el día de asueto.
“Ya no es como antes, hay muchos patrones que ya ni el día te dan, antes en cada construcción este era un día de fiesta, el patrón nos daba de comer, nos obsequiaba unas cervezas o unos litros de pulque pero eso se está terminando” relata uno de los “maistros” que acudió con su cruz en brazos.