Por: Nicolás Gochy
La familia Gutiérrez García vive desde hace 70 años en las laderas de la Peña de Calixtlahuaca, una zona donde no hay nada, no hay caminos, no hay drenaje, no hay agua potable y solo algunas casas tienen energía eléctrica. Es más, tan alejados están que ni los partidos políticos llegan hasta allá para intentar comprar el voto de estas personas.
Ellos vivían felices en su lugar, pero desde hace algunos días, la preocupación es algo que se ha sentado con ellos a la mesa, duerme en sus colchones y los ha alertado como nunca en todo el tiempo que tienen de vivir ahí.
Las lluvias de los últimos días ha jugado en su contra y ha reblandecido el terreno donde se asientan piedras de muy grandes tamaños, las cuales han comenzado a rodar camino abajo, de hecho en días pasados, una de esas rocas impacto la casa de una de sus cuñadas sin lastimar a nadie.
Pero esto provocó que protección civil local llegara al lugar para intentar atender la emergencia, les pidieron que ellos construyeran un muro que sirviera de contención para las grandes rocas, la respuesta es muy clara, no tiene dinero para ello.
La única de los siete hijos que permanece en la casa junto con el padre viudo es obrera, rola turnos, su marido tampoco tiene un trabajo muy bien remunerado, ahora solo están a la espera de que el gobierno local los ayude, les destine algo de recursos y puedan así construir ese muro que será su única oportunidad de poder soportar una venida de rocas si llega a presentarse.
Lástima, estas fechas son solo para prometer, no para cumplir y parece que solo les quedará encomendarse a la virgencita de Guadalupe a la que veneran y en la que confían para poder sobrevivir el siguiente temporal de lluvias que está por llegar.