Por: Antonio García Varela
Estamos a unos días de elegir al gobernador del Estado de México, una entidad que se caracteriza por su inseguridad, por el avance en la descomposición en el tejido social, por su alto índice de pobreza, marginación y donde tristemente los candidatos de todos los partidos basan sus propuestas en la aparente necesidad de los electores, necesidad creada por gobiernos demagógicos y por la falta de participación ciudadana.
La ignorancia que se convierte en manipulación de las clases menos favorecidas ha contribuido a promover “el voto a cambio de cubrir la necesidad del día” y a crear un entorno donde el municipio, delegados, subdelegados y todo servidor público (parece) únicamente sirven para promover al partido que está en el poder y para reelegir su permanencia a costa de las necesidades reales que impactarían para bien de la ciudadanía.
A todo esto sumamos las acciones simples que se dejan de atender consecuencia del silencio y la falta de exigencia en el cumplimiento del trabajo de muchos servidores públicos.
Necesitamos critica, sí, reclamo y denuncia por medio de las redes sociales de todo lo que se deja de hacer, sí, encarar para exigir al servidor público que realice su trabajo, sí, pero se nos olvida algo muy simple ¿Cuándo voy a dialogar con mi vecino para ponernos de acuerdo y proponer y exigir por el bien común de nuestra comunidad?
Esta falta de participación y valor cívico entre nosotros ha contribuido a tomar medidas reaccionarias como sociedad, para atender un supuesto problema que nos afecta de manera inmediata; policías comunitarias para atender la inseguridad que en muchos casos se convierten en “justicia propia”, puede ser, “culpar o reclamar” a los que no tienen poder de ejercer una decisión y sirven de parapeto a gobernadores, presidentes municipales o cabildos.
También ya es una constante, manifestarnos después de la imposición de una ley en ejecución de un impuesto o alza a un artículo de primera necesidad que son injustos para la mayoría; pueden ser factores propios por no asumir nuestra responsabilidad civil de cuidar ¿Qué hacen con nuestros impuestos?, pero sobre todo ¿Hasta cuándo vamos a proponer las necesidades reales del pueblo y no las que se les pegue su regalada gana al partido o gobernante que llega al poder?
Tu puedes ser rojo, tu azul, yo guinda, tu puedes irle al América, tú al cruz azul, yo al Puebla, puedes ser católico, musulmán o cristiano o ser un albañil, un profesionista o estudiante ¿y? ¿Qué impide entonces para dialogar y poder estar de acuerdo? Si no damos este paso vamos a seguir peleando e irónicamente seguiremos viendo debajo de un templete lo que cree el candidato lo que es nuestra necesidad, logrando así su objetivo de pintarnos una realidad ficticia, haciéndonos creer en lo que ella o él quiere de la democracia y haciéndonos creer que todo va de maravilla, que vivimos en una democracia y no en una partidocracia de la que a veces tomamos partido…