Por: José Óscar Valdés Ramírez
El Pacto Federal es “un acuerdo de voluntades entre los primitivos representantes de lo que fueron las provincias en las que se dividió la República mexicana en su primera época siglo XIX.
Esas provincias tomaron la decisión de transformarse en estados y declararse libres, autónomos y soberanos.
Cada una de las entidades se dio a la tarea de organizar su constitución y, posteriormente, se da una gran convocatoria del Congreso Constituyente Mexicano y se otorga la primera Constitución Federal -en 1824-.
El pacto federal es un acuerdo de igualdad. La soberanía es igualdad entre los estados que los hermana para reconocer un gobierno general que los represente, y ese será el gobierno Federal de la República”.
La intención de la constituyente de 1824 era mantener un federalismo dual o soberano. La tesis de la soberanía sostiene que es soberano el Estado o entidad federativa que le dio origen al Gobierno Federal.
El artículo 39° dice que la soberanía reside esencialmente en el pueblo, que todo poder público se instituye para el bien del mismo y que todo el tiempo el pueblo tiene el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su Gobierno.
Existe una Ley reglamentaria del artículo 40° que nos dice qué es competencia de la federación. Y a partir del 49° constitucional se reconocen tres órdenes de Gobierno: el federal, el estatal y el municipal.
En el artículo 73° constitucional, establece la normativa que pueden ser materia del Congreso Federal para legislar y los artículos 117° y 118° establecen restricciones para que las entidades no realicen ciertas acciones que están reservadas a la federación por medio del Congreso de la Unión.
Recientemente varios gobernadores amagaron con salirse del pacto fiscal federal para que lo entendamos: “El federalismo fiscal tiene una lógica que rompe lo que históricamente se había acordado.
Quienes generan el gasto público son los municipios hacia las entidades federativas, y las entidades federativas hacia el gobierno Federal desde la época de José López Portillo.
Se acordó integrar un gasto público federal y hacer un repartimiento de los recursos que integran el gasto público para las entidades y municipios. Ese repartimiento quedó, más o menos establecido, en que 80% de lo recaudado sería para integrar el gasto público federal y el 20% restante se repartiría a las entidades federativas y a los municipios.
Las entidades federativas alegan por una mejor y más justa redistribución de la riqueza que se genera a partir del gasto público, en esa lógica se otorga más recurso a los Estados más pobres, para programas sociales, pero a los estados que más aportan para el gasto público es a los que menos participaciones federales se otorgan pues se considera que son económicamente autosuficientes, el resultado es municipios muy pobres, estados pobres y federación en abundancia.
Andrés Manuel López Obrador y la Cuarta Transformación son CENTRALISTAS pues todas las decisiones se toman en la Ciudad de México, por lo que hace fuerte a la soberanía federal, pero debilita el pacto.
El federalismo es mantener la igualdad de principios, derechos y valores en cada una de las entidades federativas para, así, hacer fuerte el concepto de República mexicana en su nombre: los Estados Unidos Mexicanos”.
Recordando un poco de historia, en el gobierno del general Antonio López de Santa Anna, tres veces entre 1833 y 1847, se rompió el pacto federal que terminó en la peor crisis de la historia mexicana con la guerra y separación de Texas y luego la guerra con Estados Unidos y la separación del resto de los territorios del norte de la República mexicana en 1848.
El llamado de los gobernadores a romper el pacto fiscal federal, es una primera llamada a la revisión del Pacto Federal, la 4T está haciendo historia, está a punto de que se rompa. Recordemos el levantamiento armado del subcomandante Marcos -hoy subcomandante Galiano-, en Chiapas que dio origen al ejército Zapatista de Liberación Nacional, el trato Centralista sin respeto a la soberanía de los Estados que empezó con la agresión de la figura de los super delegados y el reparto de los recursos que siguen siendo discrecionales, viene una tormenta más para la 4T que es una ave de tempestades.
Recordemos que el 14 de septiembre de 1824, Chiapas decidió convertirse en uno más de los estados soberanos de la República Mexicana, la firma del Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba, con los que México logró obtener su independencia de España. En ese contexto, las provincias centroamericanas de Costa Rica, Honduras, Nicaragua, El Salvador y Guatemala se unieron al naciente Imperio Mexicano.
Pero, al sobrevenir la caída del emperador Iturbide, en uso de su soberanía, optaron por separarse y formar la República de Centroamérica. En esa agreste secuencia de hechos y acontecimientos hoy históricos, únicamente Chiapas, territorio que anteriormente había estado ligada administrativamente a Guatemala, permaneció sin decidir su destino, No deseando constituir un tercer país independiente, los chiapanecos eligieron libremente federarse a uno de los dos que lo reclamaba.
La estrategia de los mexicanos fue alentar a los habitantes para externar libremente su voluntad de unirse a México, mientras que Guatemala sustentó su reclamo en argumentos administrativos. Así, tras este proceso, el 14 de septiembre de 1824 Chiapas se convirtió, por decisión propia, en uno más de los estados soberanos de la República Mexicana.
Hoy, en el 2020 se debate el Pacto Federal, recordemos que los Estados son autónomos, libres y soberanos, si ya existían ánimos separatistas el debate se reaviva. AMLO debe operar ¡ya! Desde adentro de la 4T saben que es un hombre difícil, todos los secretarios de esta administración son difíciles, son gente mayor, pero ya discrepan entre ellos, el país va sin rumbo.
Escucho declaraciones del Presidente como opositor y son contrarias a todo lo que hace el día de hoy. En 18 años tuvo todas las soluciones, hoy tiene todas las excusas, no hay día que no despotriquen contra Calderón, que su guerra contra el narco, a Genaro García Luna lo juzga Estados Unidos no México, pero a Enrique Peña Nieto no le merece ni una declaración cuando el que quebró Pemex fue él. Peña soltó el arpa después de Ayotzinapa y de la casa blanca.
AMLO tiene un tremendo Waterloo, un frente por todos lados, está peleado con los gobernadores, con los empresarios, con los ciudadanos, con la oposición, con los partidos políticos, con los de Morena, con la iglesia católica, no abona a la unidad nacional, y ante una pandemia de la cual se reía hasta hace 8 días, hoy cambia el discurso cuando el mensaje no fue claro.
La corrupción no se ha erradicado, sigue ahí latente, en la impunidad, los factureros siguen intocables, esos que nos roban a todos y a la nación ahí están, facturan se ríen, siguen haciendo de las suyas con el contubernio de la autoridad, problema mayúsculo tiene la 4T, tremenda ecuación tiene AMLO.
Si se sale un gobernador del Pacto Federal será el término de este gobierno y no veo hasta ahora un operador político serio de la Cuarta Transformación que ofrezca su palabra y la cumpla, no son serios, nadie controla a AMLO… ¡nadie! Hace lo que quiere, es un rey, un monarca, se convirtió en el Frankenstein que quiso combatir.
En palabras de Arno Gruen, uno de los psicólogos más famosos de Alemania decía: «El enemigo que vemos en los demás suele encontrarse originariamente en nuestro interior».
