Este fin de semana pasado ya dio forma al proceso electoral que se avecina en la entidad cuando habrán de celebrarse las elecciones intermedias para alcaldes y diputados.
Hoy por hoy, ya hay nombres y rostros muy claramente enmarcados, han dejado ya de ser una suposición y un buen deseo para muchos.
Hoy en la capital mexiquense, las cosas se vislumbran mucho más matizadas, la realidad es que será solo cuestión de meses para que el derrotero electoral llegue a su puerto y sin sorpresas para nadie.
La verdad sigo creyendo que la idea que quiere vender el partido en el poder (Morena) de que podrá arrasar con todo, es lo más iluso que he escuchado desde aquella que decía que López Obrador podría salvar a este país.
La apuesta no tiene ni pies ni cabeza si se piensa que por el hecho de pertenecer al partido del presidente se tendrá ganada la elección cuando ni siquiera al interior del mismo puede encontrarse unidad, disciplina, autocritica, ni siquiera conocimiento.
En Morena, todos se sienten con bríos para llegar a ser, todos quieren obtener su pedacito de cielo, todos quieren mamar de la ubre gubernamental, pero nadie, en la praxis, quiere dejar de robar, de mentir y de engañar.
Juan Rodolfo es uno de ellos, la “designación” que antes de concluir el año pasado hiciera su líder político, el doctor Higinio Martínez, no le logro dar la calma que necesitaba.
E hizo bien en no confiar.
Juan Rodolfo sabe que el apoyo recibido es como el beso de Judas, Higinio tarde que temprano, acabará vendiéndolo para poder él acceder a mejores estadios de poder.
Con Juan Rodolfo a Higinio no lo ata nada, ni siquiera los grandes negocios que hicieron en estos dos años de poder compartido.
Juan Rodolfo es más intercambiable que las estampitas de luchadores de 20 centavos que vendían afuera de las primarias, su precio es el que hoy Higinio pueda negociar.
La realidad se le está apareciendo a Juan Rodolfo; con la intención de Braulio de contender por la municipalidad, y que además no le es nada desagradable a muchos sectores de la población que elige, la perseverancia de Ricardo Moreno de posicionarse por el partido al que se sumó y que cedió a favor de Juan Rodolfo la posición que le correspondía en la última elección, las opciones para Juan se redujeron de manera sustancial.
Y es que Juan Rodolfo nunca pudo contra el arrastre de Martha Hilda y su grupo de poder, solo logro vencer al PRI con la ayuda de López Obrador y de Morena, y ahora, en la que sigue, no contará ni con uno ni con el otro.
Juan sabe que no ganará, Higinio sabe que Juan no ganara, lo único que queda es negociar y perder lo menos posible.
Ahora bien, si el actual alcalde sabe moverse adecuadamente, su cabeza no la venderá nadie más que él.