Alguien lo tenía que decir
Por: Nicolás Gochy
Pocos meses antes de que el alcalde de la capital mexiquense Juan Rodolfo Sánchez Gómez rindiera su primer informe de labores, la obra estaba montada, en un evento gigantesco con la plaza de los mártires habilitada como un gran teatro fantástico, el edil morenista daba cuenta de que su gobierno había contratado a tres mil 300 nuevos cadetes que después de algunos meses de “preparación” serían integrados a la policía municipal de la capital mexiquense.
Voces sobraron vitoreando la decisión y la acción del edil toluqueño pues si algo le ha pegado con todo a la ciudadanía de esta zona de la entidad es precisamente la alta incidencia delictiva que se registra en el día a día.
Incluso, los cadetes eran más que bien recibidos por la población quienes les ayudaba prestando los sanitarios de sus negocios, dándoles un vaso con agua en las horas más álgidas de calor e incluso apoyándolos con sus comidas a un precio menor en varias fondas y cocinas económicas. Los muchachos sin duda valen ese y más apoyos.
Pero quien en definitiva los dejo a su suerte fue el propio gobierno que los contrato.
Y es que si bien en las primeras semanas era entendible un cierto nivel de deserción por el proceso natural que un oficio de estos implica, ahora el desánimo entre los que eran cadetes ha permeado más allá de lo que a Juan Rodolfo le gustaría enterarse.
Las denuncias están comenzando a llegar y suman ya varias de ellas.
1.- Los cadetes dejaron de serlo el pasado viernes cuando fueron obligados a causar baja porque legalmente ellos no podían llevar a cabo ningún tipo de arresto como los pocos que llevaron a cabo en aras de apoyar a la ciudadanía, pues en cosa de cinco minutos los delincuentes aprehendidos tenían que ser liberados ante un vacío legal que el ayuntamiento nunca previó y que los muchachos ante la carencia de preparación desconocían.
2.-A partir de esta semana los que optaron por acceder, firmaron su alta como “oficiales preventivos comunitarios” una figura jurídica a través de la cual, el gobierno local pretende pagar solo el 50 por ciento de lo que inicialmente había ofrecido y que dicho por el alcalde era el mejor sueldo al que un policía podría aspirar en todo el estado de México, 15 mil pesos cada 30 días fue sin duda el gancho que le funcionó al edil.
3.- Los oficiales en formación se toparon además con restricciones, no impuestas por el edil sin duda, pero si por la inercia de corrupción que impera aun en la corporación, la orden es tajante, a los rateros, por lo menos de la zona terminal mercado Juárez, los cadetes no pueden tocarlos, no pueden acercárseles, deben dejarlos trabajar en paz y sin ser molestados, los acuerdos con los mandos así lo establecen, ahora los cadetes saben que de continuar en la corporación nada podrán hacer por mejorar la seguridad pública de los toluqueños.
4.- A la fecha, los jóvenes están recibiendo solo cinco mil pesos mensuales como apoyo en lo que son dados de alta en la policía local, pero los mandos han encontrado una forma sustanciosa de allegarse recursos jodiendo a los jóvenes aspirantes, y es que si llegan a solicitar un permiso para no presentarse a laborar, los cadetes deben de pagar 500 pesos al mando respectivo, un negocio sin perdida, más que para los jóvenes aspirantes a policías.
5.- Si las instancias actúan como deben, en los próximos meses, el número de aspirantes que aun pervivan, disminuirá mucho más pues a Juan Rodolfo y sus muchachos se les olvido revisar los antecedentes de cada uno de los aspirantes, hoy los cadetes reportan incluso que entre ellos hay muchos ex policías que fueron dados de baja de otras corporaciones y que están buscando integrarse de nueva cuenta a la fuerza, esto significará que ellos no deberán pasar el examen de confianza que requiere todo aquel que pretenda pertenecer a las fuerzas de seguridad de este país.
En las próximas semanas sin duda nos seguiremos enterando de más aspectos que demostrarán que la mayor acción de Juan Rodolfo por recuperar la seguridad para los toluqueños solo fue una patraña, una charlatanería y una tomada de pelo para los cadetes y para la sociedad entera.