Alguien lo tenía que decir
Por: Nicolás Gochy
Salvo por la campaña presidencial, las elecciones 2018 se antojan como una de las más aburridas para la cobertura periodística, lejos estarán las propuestas innovadoras, lejos, muy lejos quedaran las ideas innovadoras, a millas de distancia estarán siquiera el mejor esfuerzo de los políticos por sorprender y atraer el voto consiente de sus votantes.
Las campañas empezaron mal. El mismo escrito, las mismas falsedades, solo cambiaron los nombres pero no las familias.
El candidato a diputado federal por el PRI José Ozuna, hijo del secretario general de gobierno Alejandro Ozuna Rivero inicio campaña prometiendo lo que siempre han prometido los políticos de su partido; mejores servicios de salud para los toluqueños, combate a la corrupción, transparencia en el gobierno y sobre todo que se acabará la violencia contra la mujer.
Reciclando propuestas de políticos que han buscado la misma posición política que él solo que en otros distritos electorales, el “junior” propuso acabar con la violencia degenero y los feminicidios; Tan solo en los primero 100 días del gobierno del cual su padre forma parte como secretario general de gobierno se habían contabilizado más de 70 mujeres asesinadas y sin que se dictaran sentencias que permitieran frenar esta ola de asesinatos.
«Estoy comprometido con la rendición de cuentas y el combate a la corrupción, además de seguir promoviendo la igualdad de la mujer y combatir la violencia contra la mujer. No podemos permitir que la mujer que nos ha dado todo sufren de violencia, porque las mujeres serán las guías del PRI, porque ser mujer debe ser una bendición y no un riesgo», indico, el candidato priista.
Del otro lado del territorio toluqueño, Omar Velázquez, ex dirigente sindical se lució con sus frases “matadoras”: # Omar Velázquez no te falla, # Omar Velázquez no se achica, # Omar Velázquez no te olvida”.
Sus propuestas?… las mismas que las del Junior, las mismas que las de Martha Hilda González Calderón, las mismas que las de María Elena Barrera Tapia, las mismas que las de Peña Nieto, las mismas que las de Eruviel Avila, las mismas propuestas que enarboló Alfredo del Mazo. Nada nuevo bajo el sol.
Y así, una vez más, lo importante no será lo que prometan, sino lo que puedan dar, miles de millones de pesos repartidos en dadivas, en materiales de construcción, en becas, en salarios rosas, verdes, colorados y desteñidos.
Paraguas, gorras, comales, tarugos, pantallas, tinacos, albercas, condones, memorias, teléfonos celulares, todo aquello donde quepa el nombre del candidato servirá para aparejarle un billete de 200, 5000 o más, claro a cambio de una inocente copia de su credencial para votar.
Eso no cambiará, el pueblo esta jodido, la pobreza fue creada para eso, para ganar elecciones.
Pero sin duda la respuesta a todo esto, sea por hartazgo o por intentar hacer un mejor país para los que nos siguen es el que todos los demás, esos millones de personas que no recibimos dinero a cambio de nuestro voto, aquellos que tenemos algo de dignidad aún, salgamos todos juntos a votar, yo no sé quién sea el bueno, pero creo tener la idea de quién es el menos malo.