diciembre 23, 2024

Huyen de la Mara Guatemalteca, se enfrentan a las pandillas en México.

 

Por: Nicolás Gochy

Son tres guatemaltecos que acaban de llegar a Toluca, venían montados en el tren, un error al momento de subirse los trajo hasta acá, José y Martha decidieron hace algunos meses iniciar su travesía, en el camino se encontraron a un joven de 16 años, compañeros de viaje ahora, los tres caminan por las calles de Toluca aledañas a la zona del tren en La Maquinita donde intentan conseguir algo de dinero para comer y si se puede proseguir su viaje.

 

Saben que es difícil, la mitad del camino hasta ahora recorrido se los ha tatuado en la piel, José presume las señales de su travesía. Hace unas semanas se cayó de la bestia, salvo las piernas, uno de los brazos solo resintió una fractura, la vida sigue y el camino también.

El andar tampoco ha sido barato, 100 dólares les cobran las pandillas del lado mexicano solo por permitirles abordar la bestia, las hay en todos lados, Veracruz, Tabasco, el DF, la zona mexiquense de Tultitlan, la cifra puede ser considerablemente de varios cientos de dólares que hay que pagar.

Luego viene el asalto y el robo así como las vejaciones, violaciones y demás que hacen que las películas queden apenas al dedillo de lo que sufren todos aquellos que son migrantes, cuando no es la policía, es migración y cuando no la mara mexicana o las bandas de delincuentes quienes han visto en estos migrantes el mayor flujo de efectivo para sus bolsillos. Nadie sabe cuál es más agresivo, si el gobierno mexicano, o los pandilleros mexicanos.

Esperan poder retomar el camino, encontrar el derrotero que los coloque de nueva cuenta en la ruta migrante, quieren llegar a Sonora o a la primer frontera mexicana con Estados Unidos que puedan, la apuesta ya la tienen realizada.

Van a cruzar por el desierto, solos, no confían en los polleros, no pueden pagarle a los polleros, 2700 dólares es una cifra que hoy, simplemente es impagable, sonriendo, siguen pidiendo limosna, caridad, ayuda humanitaria; hoy quieren comer, mañana quiere seguir y en unas semanas más, esperan ver la ciudad de los vientos con sus propios ojos, Chicago los espera, ellos esperan llegar a Chicago.

 

 

 

         

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