Por Toño García.
La explosión en los ductos de PEMEX en Tlahuelilpan, Hidalgo, donde 76 personas perdieran la vida y más de setenta quedaran lesionadas consecuencia de las quemaduras, nos deja ver claramente la pobreza que vivimos como sociedad a diario en este país.
Por un lado la pregunta obligada ¿a quién y por qué se le ocurre literalmente meterse a un arroyo o fuente de gasolina para juntar gasolina como si fuera agua? La respuesta podría llamarse “su necesidad”, por otro lado ¿Por qué surgieron diversos memes en redes sociales, e incluso un video de personas calcinándose en vida (en redes sociales nombraron a este hecho el baile del huachicol), con tintes de burla por tal incidente? La respuesta podría ser simple “la costumbre”.
Es lamentable que ente país existan personas capaces de exponer su vida a cambio de un ahorro o quizá unos cuantos pesos como lo vimos en diversas fuentes informativas del incidente mencionado, pero también es lamentable la pobreza humana con la que estamos acostumbrados a convivir o ver a un semejante sufriendo y encima de esto la burla y el morbo consecuencia de esta tragedia.
No es la tragedia de Tlalhuelilpan consecuencia del combate al huachicol emprendida por el gobierno federal, tampoco son ladrones o huachicoleros las personas que se acercaron ingenuamente a recoger en recipientes como podían la gasolina que se fugaba del ducto de PEMEX, no, la tragedia principal que nos deja ver este suceso son las secuelas de corrupción en todos los niveles manifestadas en nuestra sociedad que hacen ver estos hechos incluso como burla y algo normal, por un lado la pobreza que obliga a un ser humano a adquirir algún recurso material a costa de lo que sea y por otro la frivolidad e indiferencia con la que se ha manejado el llamado combate al huachicol por algunos medios de comunicación e incluso por la sociedad misma que ha demostrado su indiferencia ante la pobreza humana y ante el combate sin armamento ni venganza para rescatar a PEMEX.
Por ejemplo, una serie de críticas de los PANISTAS en su intento de sacar raja política han propuesto denunciar a AMLO por la falta de gasolina que impide la movilidad de la ciudadanía en algunos estados del país debido a los escases de la misma. Otros medios y comunicadores “chayoteros” que en su momento alababan al sistema y decían que México es una maravilla, hoy encubran a diario en su nota que sin gasolina no podemos vivir e incluso aumentara el dólar y la canasta básica. De este tamaño son sus mentiras.
La estrategia para combatir el robo hormiga que sufria PEMEX es simple “cerrar algunos ductos de PEMEX para encontrar las posibles tomas clandestinas y cerrarlas reparando el ducto para que vuelva a funcionar normal y mientras esto sucede se entregara la gasolina por pipas” punto ni más, ni menos. Evidentemente esto ha causado algunos retrasos en la entrega y distribución de la misma, pero nada más.
¿Por qué en este país hay tanta pobreza material y que en algunos casos puede llamarse miseria humana? ¿Quiénes son los responsables de permitir el funcionamiento huachicol que en días normales extraía mil pipas de quince mil litros al día? ¿Por qué no se decía esto a la opinión publica si PEMEX lo sabía? ¿Con que cara puede criticar PRI y PAN la estrategia para salvar a PEMEX si los mejores años del huachicol proliferaron en sus gobiernos? ¿Qué más vamos a descubrir cuando se hagan auditorías a paraestatales como CFE, IMSS, SISTEMAS DE AGUA DE LOS ESTADOS, INFONAVIT, y a todas las dependencias que manejan recursos públicos?
Lo vivido en este suceso es la clara muestra de lo que anteriores gobiernos nos tenían acostumbrados a ocultar, y peor aún, lo han convertido en forma de vida. Hay que decir que el rescate a PEMEX con el combate al huachicol y sus consecuencias son una parte de lo que podemos ver cuándo este gobierno inicie el rescate institucional de todas las paraestatales, por lo pronto el huachicol es el principio…
