Por: Nicolás Gochy
A sus 80 años de edad, Alfredo Martínez ya no aguanta más, han pasado dos años de que su menor hijo de solo 15 años fuera secuestrado y muerto en la ciudad de Toluca; dos años de haberlo llorado siempre y aún hay lágrimas en sus ojos, lagrimas que ahora no son de dolor, parecen más bien de impotencia.
Y es que a pesar de que hay cinco personas ya encerradas en penales estatales por este delito, aún quedan cinco más que andan libres, la autoridad simplemente no los detiene y la justicia para Carlos Eduardo nada más no llega.
Hoy, como hace ya varias ocasiones, el progenitor se reunió con los medios de comunicación para solicitarle que a través de nosotros, se le haga llegar un claro mensaje al gobernador mexiquense Eruviel Ávila Villegas: que haga lo que tiene que hacer, que cumpla lo que prometió y que le otorgue a su difunto hijo la justicia al encarcelar a los 10 adultos que plagiaron, torturaron, y arrojaron del puente Calderón a su hijo, no pide nada más, solo justicia.
Por ello llamo al mandatario a que, ahora que anda de dadivoso, pueda incluir a los cinco delincuentes faltantes por atrapar en el programa de recompensas que anuncio el pasado lunes, que sea en serio y que de una vez por todas, les haga llegar la justicia a los cientos, tal vez miles de mexiquenses que mueren en vida ante el secuestro de un familiar.
“Yo estoy deseando mi muerte, no quiero seguir viendo este tipo de injusticias” sentenció el anciano padre, hoy nuevamente vuelve a llorar a su hijo, lo vuelve a invocar, el tiempo le dirá si su gobernador, el de todos los mexiquenses lo toma en serio o su hijo continuará siendo solo un numero de carpeta entre los cientos de casos de secuestro que no se resuelven en la entidad.
El balón hoy fue colocado en la cancha del Ecatepense, ese que dice que cumple y trabaja en grande, el tiempo y solo él demostrará si lo quiere jugar o hace como que no lo verá.