abril 25, 2024

ESTALLIDO

ESTALLIDO

Al día siguiente, todo el pueblo, incluso personas que ni siquiera pertenecía a la comunidad estaba ahí, frente a la pared de adobe, admirando una bella pieza de Arte hallada cerca del trabajo de Amadeo. Nadie en lo absoluto sabía quién era el artista de dicha obra, pero si sabían cuál era su valor.

Se trataba de un viejo muro que pasó de serun montón de adobe a un brillante fragmento de cristal, tan rígido como el acero, un acabado tan perfecto que parecía un precioso diamante nacido de los montes y las aguas cristalinas de aquel lugar, su mayor esplendor se originaba del sol, cuando amanecía, podía mirarse desde lo más lejos del pueblo ya que éste reflejaba todo el talento de Amadeo con una fuerza incomparable, detallado hasta el rincón más podrido de aquel muro, al parecer el artista utilizó todo el material que tenía en sus manos desde latas de aerosol hasta unos simples crayones con el cual dio el aspecto exacto de un verdadero diamante de la talla de Matisse, todo esto en tan sólo cinco horas, pero lo más impresionante es que alrededor de esta obra se encontraban grandes pinos laricios y rocas deformadas lo que hacían parecer que “el diamante” provenía de forma tan natural desde hace ya miles de años, como una arquitectura de antiguos dioses, siendo el centro de atención ante todo esto, sin duda una obra colosal.

La gente hacia fila para fotografiar aquella pieza. Su familia, al enterarse de la popularidad y polémica que trajo la obra, decidieron que lo mejor es olvidarse en su totalidad que fue su querido Amadeo quien la creó y continúan sus vidas como si el hecho nunca hubiera ocurrido.

Realmente no transcurrió mucho tiempo antes de que Amadeo se enterara de la noticia, no recordaba mucho de lo que hizo aquel día, fue una dosis muy grande la que había consumido entonces no recordaba la mayor parte de cosas que hizo.

Una vez enterado del tema, no lo pensó dos veces antes de salir corriendo a buscar a su amigo que le proporcionaba las drogas, Álvaro se negaba a conseguirle más viendo lo sucedido, pero Amadeo insistió hasta convencerlo pagándole el doble.

Amadeo trabajaba su jornada laboral de siempre, pero esta vez en un puesto más alto, donde fabricaban productos pirotécnicos más grandes y más peligrosos también, claro, con un sueldo mucho mayor al inicial, esto le permitía abastecerse de psicotrópicos y al mismo tiempo ayudar en su casa.

Todas las noches siguió pintando y eran espléndidas las experiencias nuevas, ya que Amadeo probó nuevos psicotrópicos tales como “el LSD o Éxtasis” en porciones y dosis mayores, al punto de no poder levantarse y dibujar en su imaginación, tirado en el suelo, un deleite que nadie más le brindaba.

Ahora sólo pintaba para complacerse a sí mismo, no le importaban las críticas de nadie en lo absoluto, sólo una opinión era válida, la de él mismo. Todo seguía intacto, nadie notaba lo que él hacía por las madrugadas, demacrado por el sueño y cansancio que le generaba el trabajar más de la cuenta, trabajaba “horas extras” pero Amadeo se percató de algo irremediable, sus pinturas eran muy bellas mientras él se elevaba más y más, pero al regresar, nada brillaba con la intensidad de antes.

Fue ahí cuando Amadeo comenzó a cuestionarse así mismo:

–       ¿Acaso soy el único que las observa de esta manera? La luz de la luna está cavando mi tumba, el día verde se está tornando de negro, los temblores no son provocados por el miedo o el frío, cómo quisiera que fuera invierno para justificar las heridas, me miro al espejo fijamente, soy yo, pero me veo extraño, ése reflejo está vacío, comprende cada detalle del universo, la respuesta de la vida, pero sólo es una profunda mierda…

Amadeo salió huyendo de casa con el propósito de llegar a ningún lado, siguió corriendo asustado de sí mismo hacia la nada, el terror dominaba cada célula de su cuerpo. Desesperado, por fin se encontraba en su lugar de trabajo, un lugar tranquilo, sin ruido alguno, perfecto para relajarse, él sabía que era el fin.

Pasó demasiado tiempo trabajando en un lugar mágico sin darse la oportunidad de explorar nuevos conceptos. Encendió un cigarrillo de su marca favorita haciendo que el mechero cayera en el suelo lleno de pólvora, que prendería poco a poco el lugar. Justo antes de la explosión recordó a su amada familia.

En medio de su “viaje” de mariguana, dijo en voz alta Amadeo para sí mismo:

–       ¿Puedes ver como parpadean aquellas pequeñas luces en este nuestro cielo tan sublime, majestuoso e infinito? El Arte no puede evitar reflejar lo que pasa a nuestro alrededor. Me acabo de dar cuenta del Arte en dichas luces, al mirar desde el suelo comienzan a brillar antes de recorrer el cielo libremente. Las luces resplandecen con la cantidad de esfuerzo que le agregas y el estallido no representa su disolución, si no la unión que crea a partir de todos los que la miran elevarse. Al parecer mi luz jamás encendió.

¿A quién le importa si una luz más se apaga? En un cielo con un millón de estrellas…

Amadeo fue encontrado sin vida al día siguiente, nunca se percató de las personas que lo admiraron desde que él se encontraba en el suelo, sin importar cuánto se elevara, sus seres queridos siempre estarían allí para regresarle los pies a la tierra. Su dramática muerte fue el fin de una corta travesía y un largo camino hacia la inmortalidad en el Arte, misma que nunca llegó.

Historia de José Manuel Carmona Palmas. Dibujo: José Manuel Carmona Palmas.

         

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