Alguien lo tenía que decir.
Por: Nicolás Gochy
El Partido de Andrés Manuel López Obrador parece que no supo administrar la abundancia.
Y es que a unos meses de que se definan las candidaturas a las diferentes alcaldías mexiquenses, el partido que muchos consideran que ganó realmente la gubernatura mexiquense ha comenzado a volverse loco al intentar otorgar los espacios que estarán en disputa a personajes que difícilmente compaginan con sus ideales, si es que alguna vez existieron.
Y el caso es Toluca donde el principal contendiente a la alcaldía era el ex perredista Ricardo Moreno quien anunció que declinó su pretensión en favor del (ex) panista Juan Rodolfo Sánchez Gómez, un personaje con muy amplio arraigo en el entretejido del poderío católico y a quien se le adjudica una fortuna en demasía considerable.
Sin duda, este anuncio podría y deberá desencadenar una desbandada de todos aquellos que vieron en López Obrador y su partido, una opción para tratar de remediar la situación por la que atraviesa el país y que día con día se ha convertido en algo por demás insostenible.
El argumento de que el ¿ex? panista es un personaje bien posicionado es más débil que un castillo de arena en vacaciones, el argumento de que lo que importa es el poder, a costa de lo que sea, es sin duda la carta fuerte que esgrimirá Morena para esta decisión.
Conozco varias personas (algunos muy jóvenes) que estaban iniciando un camino para poder sacar a México a flote con las siglas del partido del tabasqueño, pero que sin duda hoy están más que preocupados con la serie de designaciones que se están adelantando para ocupar las candidaturas que, esperaban, les tocara a la gente que en realidad ha trabajado en ese proyecto.
Si per se los perredistas generaban cierta inflamación al cambiarse del partido del sol azteca a Morena, no quiero saber el prurito que están sintiendo varios al aceptar a panistas de hueso colorado como Juan Rodolfo y que les pidan que le hagan campaña llevándolo a las comunidades como el paladín de la justicia y que ahora como morenista ha dejado de ser parte de “la mafia del poder”.
Andrés sin duda se dejó llevar por el canto de la sirenas, la intención de votos resultó ser la abundancia que al parecer no logro administrar y ahora, y de mantenerse esa intentona, demostrará que lo que menos importa es el ideal, “el poder se tiene que conseguir a costa de lo que sea y lo que sea es realmente lo que sea”.
La estrategia funcionó, el plan dio sus frutos y la postura de poder nombrar a un candidato “fuerte” pero indeseable así lo ha demostrado.
¿Cuántos de los que hoy defendían las siglas de Morena se sentirán en comodidad de hacerlo con un candidato en Toluca de esas características?
Por cierto, buen mes para Juan Rodolfo, primero estuvo en primera fila en la designación del obispo auxiliar de Toluca rodeado de sus amigos los sacerdotes y ahora estará en primera fila para colocar la lápida a las aspiraciones presidenciales de El Peje.
