Por: José Oscar Valdéz Ramírez
En Roma creció primero la avidez de dinero, después la de poder, y ésta fue la fuente de todos los males, pues la avaricia destruyó la lealtad, la honradez y las demás virtudes, en su lugar enseñó la soberbia, la crueldad; la ambición forzó a muchos hombres a hacerse falsos.
Al principio estos vicios crecían poco a poco y se castigaban algunas veces, después, cuando el contagio se extendió como la peste, el poder se convirtió en cruel e intolerable; la avaricia conlleva el afán de dinero, es ilimitada e insaciable y no disminuye ni con la pobreza ni con la riqueza.
Todos robaban, todos saqueaban, uno codiciaba una casa, el otro unas tierras entonces, las riquezas empezaron a convertirse en un honor, la pobreza como un oprobio y a considerarse la honradez como malevolencia, robaban, gastaban, daban poco valor a lo suyo, ansiaban lo ajeno, tenían confundidos el pudor, la vergüenza, lo divino y lo humano, y carecían de escrúpulos y de mesura.
Cercado, denunciado ante el Senado de Roma, Lucio Sergio Catilinia, acusado de corrupto y de conspirador no dio marcha atrás y proclamó: “Puesto que, cercado por mis enemigos, soy llevado al precipicio, apagaré con ruinas mi incendio”.
Así las cosas las elecciones del 2018 están marcadas ya por la descalificación de los árbitros y por la injerencia de Los Pinos en este proceso, la desconfianza en unas elecciones libres se agrava ante lo que se avecina una elección de estado y las señales abundan.
El uso faccioso de las instituciones, el Servicio de Administración Tributaria (SAT) y la Procuraduría General de la República (PGR) son cosas de todos los días, el caso Ricardo Anaya es cuestionado por medios internacionales y si no lo consignan será una más de las pifias de esta administración, pero, ¿qué puede perder Peña Nieto?
Tiene el nivel de aprobación más bajo, no tiene prestigio que defender, así que va a jugar el todo por el todo aunque arda Troya, él mismo lo dijo, las elecciones del Estado de México -que no fueron otra cosa que la compra de los contrincantes y la compra del voto-, la voluntad popular… ¡les vale madre!.
Decía Norberto Bobbio en El futuro de la democracia: «Cuando está de por medio la salud de la patria, no debe tomarse en consideración ni lo justo ni lo injusto, ni lo caritativo o cruel, ni lo loable o lo vergonzoso; al contrario, postergando cualquier otro respeto, se debe seguir en todo al partido que le salve la vida y le mantenga libre» (Machiavelo. Discorsi III, 41).
En este caso, “postergando cualquier otro respeto” significa propiamente posponer el respeto de todos los valores que tornan a un ordenamiento estatal interno en un ordenamiento civil; el primero de éstos es ‘la libertad de los ciudadanos’.
Enrique Peña debe saber a estas alturas que ya ha sido bastante mal informado por su alter ego Luis Videgaray, que Aurelio Nuño se mantiene fiel a Videgaray y a Carlos Salinas -su padrino- no a Peña Nieto, si siguen como van, el Presidente se va a inmolar.
No estaba en la agenda la cárcel para Enrique Peña ahora va a ser parte de la agenda política nacional; el caso Ricardo Anaya les molesta, se ha vuelto incómodo y un peligro para Peña, se rompió la alianza y la complicidad, atrás quedaron los agradecimientos en Twitter de Videgaray a Anaya por lograr las reformas estructurales y el gasolinazo.
Les valió madre a los partidos políticos votar por el aumento y ahora en elecciones es tema cuando todos votaron a favor, debieron entender que con el ‘pacto por México’ se consumó la traición al Pueblo, nadie les cree, apuestan a la desmemoria, lo grave es que el tema escaló al punto de no retorno.
Las estrategias de la campaña de José Antonio Meade nomás no prenden, el lastre de los errores y la soberbia de Videgaray Caso siguen cobrando facturas; Donald Trump destrozo a Enrique Peña con decir que le pidió que dijera que no pagará el muro, se burló de él y nadie salió a ayudarlo está solo.
Videgaray sigue manejando los hilos, ojalá cuando esté Peña Nieto en el cadalso, Videgaray ponga su cuello -lo dudo-, de última hora se irá el Congreso, y hasta ese momento el Presidente entenderá el error del que sólo él fue el responsable por dejar gobernar un país a un hombre que el pueblo no eligió… al tiempo.
Si Peña no actúa como hombre de Estado, llevará este país a una confrontación, si se rompe la confianza frágil de las instituciones no existirá poder humano que regrese el orden, el discurso del gobierno es frágil apostarle a los que saben ganar elecciones mediante el dinero es perverso.
El salario rosa está operando en el Estado de México con la complacencia del Tribunal Electoral del Poder judicial de la Federación (TRIFE) que dice que no es ilegal, Peña Nieto tiene todo, poder, dinero, autoridades y si desean retener la Presidencia ‘haiga sido como haiga sido’, ante el mundo convertirá México en Venezuela.
El Presidente debe ser claro y contundente, si el caso de Anaya Cortés es firme, que lo consigne, y no puede alegar que la PGR no depende de él, pues no operó la independencia de los fiscales al meter a sus cuates, no peleó por la independencia sino por la subordinación y está pagando las consecuencias.
Pero también debe consignar ya a los de la ‘estafa maestra’ y a los que han desviado recursos que están en su administración, la PGR y el SAT deben consignar ya a los responsables, no hacerlo sólo es una prueba de que la impunidad es el sello de esta administración.
A México le hace falta “el evergetismo», término introducido en 1923 por el historiador francés André Boulanger que significa ‘hacer el bien’ o ‘hacer buenas obras’ y consiste, para los miembros ricos o notables de una comunidad, en la distribución de una parte de su riqueza a la misma, aparentemente de forma desinteresada, a las personas benefactoras altruistas se les llama «evergeta».
Nuestro país necesita a un Presidente que respete la Constitución, que prevalezca la aplicación de la ley sin distinciones; México necesita que se respete y se aplique la ley para todos.
Depende de Enrique Peña Nieto que se enturbie más la elección de 2018 o que estos comicios sean ejemplo de civilidad, es la hora de escuchar la voz del pueblo, no de los asesores.