Por: MVertti
¿Cómo sabemos si los hijos nos hablan con la sinceridad que dicen tener? ¿Qué tanto conocemos a nuestros hijos? ¿Hasta dónde podría llegar su codicia?. Abundantes lecciones nos deja “El Rey Lear” personaje interpretado por Oscar Alán de la Cruz, quien nos lleva de un texto escrito por Shakespeare, a pensar metafóricamente en una triste realidad.
La puesta en escena muestra un reino dividido por la codicia y la avaricia, familias separadas por envidia y celos, tres hermanas que con su personalidad, crean en su padre conflictos mentales que lo llevan al delirio pero también a la cordura.
Lear, el Rey, muestra un carácter que demanda complacencia, y como a cualquier rey, se le ha de dar lo que exige o sufrir las consecuencias; sin embargo en esta bella obra, es el propio Lear quien descubre bajo una terrible lección de vida el resultado de sus propias maldiciones y castigos, al encontrarse con el poder interminable que le dio a sus propias hijas, Regan (Georgina Tapia) y Goneril (Sandra Macedo), al embriagarse de sus vanas palabras, Lear queda anonadado por la terrible crueldad de ambas, y busca nuevamente a aquella que ha desterrado de su corazón: Cordelia (Alicia Blanco). Durante la transición de la obra, el ambiente se torna tenso, la codicia y el poder, se vuelven reflejo de la misma realidad en la que vivimos, porque bien dice el dicho “Cría cuervos y te sacarán los ojos”, y es tan literal en la historia este mensaje, que uno de sus personajes es privado de ellos.
El encanto de esta grandiosa puesta en escena, reside en el reparto, en sus actores que con esmero y dedicación han logrado revivir cada uno de los personajes creados por Shakespeare, Arturo Sosa, Fernando Galavis, Nelson Rodríguez, Franz Wusterhaus, Rodolfo Soto, Julio Chávez y Theo R., son el resto de profesionales que presentan “El Rey Lear”, en el Teatro Universitario “Los Jaguares”, una obra que por mucho, vale la pena ver y disfrutar.
