Por: MVertti
Bien dicen que para entender a un artista es necesario conocer su obra, ya que a través de cada matiz, cada pincelada y cada trazo, existe una forma de expresar con certeza los pensamientos más íntimos que se tienen.
Es así como el maestro Joaquín Dimayuga se expone nuevamente ante el público metepequense, a partir de un tema sencillo: la vida en el mar; y es que este gran artista oriundo de Guerrero, disfruta al mostrarnos una serie de estampas en siligrafía que muestran el simple placer de estar vivos y a su vez la tranquilidad de la vida en el mar.
El maestro Dimayuga, tiene la facilidad de mostrar a través de texturas y pinceladas un juego plástico que hace de la obra un espectáculo visual inolvidable, una especie de viaje a un mundo que si bien es conocido por muchos, no siempre es contemplado con detenimiento
Y precisamente son esas escenas de su propia vida cotidiana las que Joaquín realza y transforma en en bellísimas obras de Arte, en un movimiento que refleja su propia trascendencia como artista, ya que el mensaje del artista refleja un claro sentido por renovarse y superarse para avanzar.
Una obra muy particular llamada “El sueño del pescador”, revive parte de una anécdota de Dimayuga, en la pieza, el pescador sueña que le construyen una barca enorme donde la luna le ayuda a llenar su bote de peces.
La anécdota contada por el maestro, es a cerca de su hermano, quien siempre reparte toda su pesca entre sus amigos y familiares para que nunca les falte comida. Así es como el maestro Joaquín además de ser un excelente artista, se ha vuelto un buen perdedor de gorras en el mar abierto, como cuenta en sus pláticas.
La sorpresa que nos da la grandiosidad de ver reflejadas estas y más anécdotas, las lagunas y la brisa salina, son el pretexto perfecto para crear la exposición “Dimayuga en Metepec: Antología”, presentada en la Casa de Cultura Carlos Olvera Avelar, en Metepec, y expuesta hasta el 30 de noviembre del año presente.
