Desde que inició su carrera dentro del boxeo, Ibeth “La Roca” Zamora Silva ha enfrentado diversos obstáculos en su vida cotidiana como mujer de origen indígena, pero es gracias a su empeño e ímpetu que ha logrado superar cualquier barrera y sentirse orgullosa de sus orígenes para convertirse en multicampeona mundial.
“El bullying me impedía ver mis capacidades y hasta donde podía llegar Ibeth, entonces a través del boxeo tenía la confianza de poder desarrollarme y el deporte fue un factor muy importante para rescatar mi autoestima”, puntualizó la deportista del Estado de México.
La púgil toluqueña siempre estuvo interesada en el deporte, pero fue cuando tenía 15 años y cursaba la secundaría que decidió practicar boxeo de manera más seria, esto a pesar de que en un principio sus padres no estuvieron de acuerdo.
“Cuando les comento a mis padres que quería boxear mi mamá dijo: “no voy a permitir que mi hija esté en ese deporte”, porque no había mujeres en un gimnasio, no era bien visto.
«Mi papá decía “cómo voy a dejar que le peguen a mi hija”, a pesar de que le gustaba el boxeo, pero ellos vieron el ímpetu que le ponía a cada entrenamiento, después de la secundaría me iba a correr sola, iba al gimnasio y de pronto la gente iba a verme, comienzan las burlas de los vecinos, mi pueblo es una comunidad rural entonces era más complicado ver a una mujer practicando este deporte de los puños, me di cuenta de que tenía que ser muy fuerte ante esos ataques machistas”, detalló la boxeadora.
Cuando la deportista mexiquense decidió dedicarse a este deporte, desarrolló un plan de trabajo, que incluía debutar de manera profesional a los 18 años de edad ya que explicó “el boxeo femenil no estaba incluido en la Olimpiada Nacional, solamente hay en un Torneo que era los Guantes de Oro, como exhibición en la Universidad, ahí participé cuando estaba en la preparatoria también hay anécdotas, porque la gente sólo iba a ver a una mujer boxear”.
Para Ibeth, ser una mujer que practicaba un deporte considerado para hombres fue complicado ya que tuvo que soportar burlas y comentarios negativos, esto finalmente la fortaleció y le forjó el carácter para encarar este complicado deporte.
Las barreras no terminaron ahí, porque la boxeadora, siempre orgullosa de su cultura, cuando ganó el Campeonato Nacional, decidió mencionar que pertenecía a la comunidad de San Cristóbal Huichochitlán y que era otomí, lo cual trajo nuevos retos para su carrera.
“Si no era muy aceptado el boxeo femenil, se puso una barrera más grande por el hecho de ser indígena, en ello tuve muchos comentarios que me decían no vendes ni como indígena, ni tu vestido, porque me gusta portar el vestido que hacen en las artesanías, eso me motivo para esforzarme más, para que mi boxeo pudiera convencer a los promotores, para que me pudieran respetar”, expresó “La Roca”.
Convertirse en campeona mundial le abrió muchas puertas, pero sobre todo uno de sus principales orgullos es el boxeo femenil cobra fuerza y que en los gimnasios se ven a niñas y jóvenes que ya son respetadas y apoyadas por sus familiares y entrenadores.
Finalmente, Zamora Silva indicó que para ella es muy gratificante portar un uniforme y representar a México en el extranjero.
“Cuando vas a un país, representas a tu municipio, a tu estado, a tu país. Cuando lo vives, escuchar el himno nacional en otro país es una sensación increíble, cuando yo estaba más pequeña me imaginada representar al país”, puntualizó.