La comunidad de Temascalcingo, reconocida por su rica tradición alfarera, se encuentra en plena preparación para la temporada de Día de Muertos. Este año, los artesanos locales han vuelto a poner en marcha su producción de figuras de barro, que incluyen desde calaveras hasta diablos y calabazas, todos elaborados a mano y con gran dedicación.
Uno de los talleres más destacados es el de Pedro Barrera, un alfarero de San Juanico el Alto, quien ha dedicado todo el año a preparar su producción para estas fechas. “Llevamos meses trabajando, desde la elaboración de las piezas hasta su horneado, y ahora nos toca el trabajo final: la decoración a mano”, explicó Pedro mientras daba los últimos retoques a una calavera de barro. Su taller, ubicado a orillas de la carretera Temascalcingo-Atlacomulco, luce repleto con estas figuras que cobran vida bajo los pinceles de los artesanos.
Para Pedro y otros alfareros de la región, esta temporada es más que una oportunidad comercial; es un acto de preservación cultural. Las técnicas que utilizan han sido transmitidas de generación en generación, y cada pieza es una obra única, creada con los mismos métodos tradicionales que sus antepasados empleaban.
Las figuras de barro, cuidadosamente pintadas a mano, se han convertido en elementos fundamentales de los altares que adornan las casas de la región durante el Día de Muertos. Los artesanos esperan que sus creaciones llenen de color y vida las celebraciones, fusionando el arte popular con una de las tradiciones más queridas de México.
A medida que se acerca la festividad, los talleres de Temascalcingo se encuentran en plena actividad, con la esperanza de que sus obras lleguen a hogares y altares no solo en la región, sino en todo el país. Para Pedro Barrera, este es un momento crucial, no solo para las ventas, sino para seguir manteniendo viva una tradición que forma parte de la identidad cultural del municipio. “Cada pieza es parte de nuestra historia, y es un honor que la gente las utilice para honrar a sus seres queridos”, afirmó.
