Por: Nicolás Gochy
Con 50 años a cuesta, 35 de ellos los ha dedicado a lo que es su pasión, con un pequeño taller que ha sufrido modificaciones e incluso hasta ha caído en la informalidad, Carlos Macedo Martínez busca afanosamente hacer lo que mejor sabe, reparar imágenes de Niños Dios y ponerlos presentables ante el templo para el próximo dos de febrero.
Su vida ha sido eso, repararlos, consentirlos, darles una nueva vida, para que aquellos quienes creen en ellos puedan cumplir con la tradición que a pesar de que cada día es menos, aun da para ofrecer trabajo a la familia de este artesano, la familia natural y la añadida.
En poco más de 15 días, esperan poder reparar entre 300 y 500 niños Dios de todo tipos y tamaños, y también colores, que llegan a él con un dedo roto, una pierna faltante o incluso con daños mayores que él sabe cómo reparar.
No se hará rico, lo sabe, pero tendrá para darle a sus hijos, nueras, y nietos algún sustento digno para vivir, haciendo lo que ya casi nadie sabe y pocos valoran, el niño Dios ya hizo por el más de lo que el ha hecho por muchas de estas imágenes.